miércoles, 28 de noviembre de 2007

Las Magdalenas del siglo XXI

Hace poco, al salir de la Universidad, fui testigo de una escena dramática. Caminaba hacia la calle Victorio cuando unos gritos horrendos de una voz masculina carajillera y farlopera salían de un cutre y casposo prostíbulo. Con insultos y amenazas, el chulo se dirigía violentamente a las chicas que allí malviven e intentan sacar sus vidas hacia delante.
Nos equivocamos profundamente con el tema. No se puede omitir una realidad como ésta. La prostitución está ahí y habría que profundizar en el eterno debate de su legalización, porque mientras esperamos una solución se dan casos de explotación, de pesadillas y de maltrato a la vuelta de la esquina. Dos mil y pico años después y tantos avances sociales no han evitado que el oficio de la Magdalena siga siendo un infierno. DCM

1 comentario:

Los Pilares de la Tierra dijo...

Quienes se dedican a la prostitución en la calle y en clubes de alterne lo hacen, en su mayoría, por estar en unas condiciones socio-económicas imposibles, y encuentran en esta práctica una forma de ganarse la vida.
A medida que un país y una región avanzan económica y socialmente, menor es el número de mujeres que se ven abocadas a este ejercicio.
El 90 % de quienes ejercen la prostitución son mujeres, el 3% hombres y el 7% transexuales; mientras que un porcentaje abrumador de proxenetas y clientes son hombres.
Estamos entonces ante una cuestión de género, que va más allá de la compra-venta de sexo entre personas adultas.

La postura abolicionista visualiza las condiciones de posibilidad para que haya prostitución: la figura del prostituidor y la figura del proxeneta, y propone abolir ambas, eximiendo de responsabilidad penal y moral a la mujer. Se plantea la prostitución como un debate político sobre modelos sociales, sobre opciones normativas y sobre intervenciones públicas, encaminadas o no a producir cambios sociales y éticos que aseguren cotas de justicia e igualdad para las mujeres. Desde el punto de vista del abolicionismo la prostitución implica violencia contra las mujeres y no es una cuestión de opciones personales, sino un debate sobre un modelo de sociedad que deslegitime el uso sexual de la mujer y su consideración de mercancía u objeto comercial.

Amigo David, la prostitución existe porque hay demanda, y no al revés. La prostitución es una forma más de las muchas que hay de violencia contra las mujeres.

¿Legalización? No, gracias. Dignidad para la mujer e igualdad de trato entre hombres y mujeres, sí.

Saludos,

Inma.