Hace poco, al salir de la Universidad, fui testigo de una escena dramática. Caminaba hacia la calle Victorio cuando unos gritos horrendos de una voz masculina carajillera y farlopera salían de un cutre y casposo prostíbulo. Con insultos y amenazas, el chulo se dirigía violentamente a las chicas que allí malviven e intentan sacar sus vidas hacia delante.
Nos equivocamos profundamente con el tema. No se puede omitir una realidad como ésta. La prostitución está ahí y habría que profundizar en el eterno debate de su legalización, porque mientras esperamos una solución se dan casos de explotación, de pesadillas y de maltrato a la vuelta de la esquina. Dos mil y pico años después y tantos avances sociales no han evitado que el oficio de la Magdalena siga siendo un infierno. DCM
1 comentario:
Quienes se dedican a la prostitución en la calle y en clubes de alterne lo hacen, en su mayoría, por estar en unas condiciones socio-económicas imposibles, y encuentran en esta práctica una forma de ganarse la vida.
A medida que un país y una región avanzan económica y socialmente, menor es el número de mujeres que se ven abocadas a este ejercicio.
El 90 % de quienes ejercen la prostitución son mujeres, el 3% hombres y el 7% transexuales; mientras que un porcentaje abrumador de proxenetas y clientes son hombres.
Estamos entonces ante una cuestión de género, que va más allá de la compra-venta de sexo entre personas adultas.
La postura abolicionista visualiza las condiciones de posibilidad para que haya prostitución: la figura del prostituidor y la figura del proxeneta, y propone abolir ambas, eximiendo de responsabilidad penal y moral a la mujer. Se plantea la prostitución como un debate político sobre modelos sociales, sobre opciones normativas y sobre intervenciones públicas, encaminadas o no a producir cambios sociales y éticos que aseguren cotas de justicia e igualdad para las mujeres. Desde el punto de vista del abolicionismo la prostitución implica violencia contra las mujeres y no es una cuestión de opciones personales, sino un debate sobre un modelo de sociedad que deslegitime el uso sexual de la mujer y su consideración de mercancía u objeto comercial.
Amigo David, la prostitución existe porque hay demanda, y no al revés. La prostitución es una forma más de las muchas que hay de violencia contra las mujeres.
¿Legalización? No, gracias. Dignidad para la mujer e igualdad de trato entre hombres y mujeres, sí.
Saludos,
Inma.
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